Smart Cities, o el concepto de «Ciudad Inteligente»
El término Smart Cities o Ciudades Inteligentes, se ha convertido en habitual para las personas que se mueven en sectores tecnológicos. Se piensa que para el año 2020 los gobiernos gastarán en construirlas unos 370.000 millones de euros y sin embargo, a veces nos cuesta imaginarnos como viviremos en ellas.
La idea de integrar los avances en la tecnología y la recopilación de datos para lograr que el Internet de las Cosas se convierta en una realidad en nuestras ciudades, es todo un reto a superar y que debe de empezar con la implicación que desde la Administración Pública tiene a la hora de priorizar y asegurar los ámbitos más necesarios.
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Las empresas ya se han puesto manos a la obra, trabajando con universidades y autoridades de planificación cívica para desarrollar sistemas basados en datos para el transporte, la gestión de residuos, la aplicación de la ley y el uso de la energía para hacerlos más eficientes y mejorar la vida de los ciudadanos.
La columna vertebral de las SmartCities es Internet de las cosas
Internet es la columna vertebral de las SmartCities ya que lo que nos rodea, tiene que estar conectado y al mismo tiempo interconectado entre sí.
Por todo esto, la generación de datos crece exponencialmente.
Hoy en día, la cantidad de datos mundiales producidos se duplica cada 12 meses y pronto se duplicará cada 12 horas. En poco tiempo, el mundo llegará a 3,5 dispositivos en red por persona, con el tráfico global del protocolo IP creciendo un 22% anual hasta 2020. La razón subyacente de este incremento es la creciente comunicación entre los dispositivos. De hecho, el tráfico IP de máquina a máquina crecerá un 45% cada año hasta 2020.
Podremos interactuar con los servicios de los que nos proveerán las SmartCities mediante nuestros teléfonos inteligentes, relojes y otros wearables. Los camiones de basura serán alertados de la localización de la basura que necesita recolectar, y los sensores en nuestros coches nos dirigirán hacia espacios de estacionamiento disponibles.
Con el objetivo de acercar nuestras ciudades a este nuevo paradigma, el modelo más comúnmente adoptado para hacerlo es atraer a las empresas que desarrollan aplicaciones de software y hardware para el Internet de las Cosas, y animarlos a poner su ingenio para crear nuevos servicios. El dinero público a menudo se presenta como un incentivo para hacerlo. Por ejemplo, en Glasgow, Escocia, el gobierno ha ofrecido 28 millones de euros en hacer la ciudad «más inteligente, más segura y más sostenible».
Las tecnologías digitales estarán integradas dentro de las ciudades. Las ciudades se están convirtiendo en compuestos híbridos de «bits y ladrillos», de materialidad e información, unidos por ordenadores baratos, pequeños y potentes. Estaremos rodeados por un invisible «polvo inteligente», redes a gran escala de sensores inalámbricos que permitirán a la ciudad sentir y comunicarse.
Aunque la perspectiva parece prometedora, la aplicación del concepto de ciudad inteligente en todo el mundo ha sido esporádica y el camino por delante está lleno de desafíos.
Un ejemplo real de Ciudad Inteligente
Uno de los ejemplos mas conocidos y apropiados de como el Big Data y el IoT cambiará nuestra concepción de ciudad es la surcoreana Songdo. Songdo se encuentra a sólo 65 kilómetros de Seúl y 11 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Incheon.
Pioneros en la práctica, la idea de convertir Songdo en una ciudad completamente conectada empezó a implementarse en el 2000, con un costo proyectado de 32.000 millones de euros.
Ahora, Songdo está en el umbral de la realización de esa visión.
Cada centímetro de la ciudad está atada con fibra óptica de banda ancha. Así, Songdo ha impactado en la vida de sus 65.000 habitantes y en los 300.000 que viajan diariamente a Songdo. El tráfico es medido y regulado con la ayuda de etiquetas RFID en los coches. Las etiquetas RFID envian los datos de localización geográfica a una unidad central de monitoreo que identifica las áreas congestionadas. La medición del trafico también ayuda al coche a encontrar los estacionamientos disponibles más cercanos disponibles. De igual manera, a través de dispositivos móviles, los conductores de autobuses pueden ver las posiciones en tiempo real y recibir notificaciones sobre que ruta debe seguir el autobús.
La recolección de basura también genera datos.
Los residentes usan una tarjeta chip en los contenedores. Además los urbanistas y arquitectos ya están trabajando en el concepto de eliminar totalmente los camiones de basura. En un futuro próximo cada casa tendrá unidades de eliminación de basura y la basura será aspirado de ellos a los centros de tratamiento de basura.
La red de energía inteligente mide la presencia de personas en un área en particular en un momento determinado y, en consecuencia, puede ajustar las luces de la calle. Por ejemplo, las redes inteligentes se asegurarán de que las áreas que están poco pobladas tendrán automáticamente algunas de las luces de la calle apagadas. Esto dará lugar a una gran cantidad de ahorro de energía.
Más posibles aportaciones de las SmartCities
El anterior ejemplo de Songdo ya ha dado algunas ideas sobre cómo el Big Data e IoT pueden contribuir al desarrollo inteligente de la ciudad. Sin embargo, vale la pena explorar algunas áreas más:
- Los grandes datos pueden ayudar a reducir las emisiones y reducir la contaminación.
- Los sensores instalados en las carreteras medirán el tráfico total en diferentes momentos del día y las emisiones totales.
- Los datos se pueden enviar a una unidad central que coordinará con la policía de tráfico.
- El tráfico puede ser gestionado o desviado a lo largo de otras áreas menos congestionadas para reducir las emisiones de carbono en un área en particular.
- El ambiente será más fresco y más verde, consumiendo menos energía.
En Bristol, un programa que implica el desarrollo de una red inalámbrica basada en IoT está en marcha. Esta red utilizará menos energía que las tradicionales redes Wi-Fi y móviles. Por lo tanto, las baterías en los dispositivos móviles durarán más y habrá menos necesidad de cargar los dispositivos con frecuencia.
Mediante los sensores instalados en los edificios de la ciudad, se van a poder observar las vibraciones y condiciones de los materiales en edificios, puentes y construcción histórica, haciendo las ciudades mas seguras. También, se pueden detectar y corregir fácilmente fugas de agua y por último, monitorear el sonido existente en tiempo real en las zonas céntricas de la ciudad, mejorando de esta manera la calidad de vida de los ciudadanos.
La gran automatización de datos y el avance en sistemas de visualización de datos permiten crear un sistema de información ciudadana. Dicho sistema mostrará como fluyen las personas a través de mapas de tráfico en tiempo real y hará que la vida sea más segura para los ciudadanos. Por ejemplo, los niños que juegan en los parques estarán vigilados y permitirá que los niños sean rastreados en caso de que desaparezcan.
Pero esto no será de hoy para mañana, porque si queremos habitar una ciudad inteligente es imprescindible superar diferentes barreras hasta conseguir que sus edificios lo sean, que su transporte se adapte y como no, que sus objetos también sean inteligentes, sin olvidarnos que la participación del ciudadano es imprescindible.