Soy tu secretario virtual, ¿en qué puedo ayudarte?
Estos días se ven en las grandes superficies los productos estrella que se regalarán en Navidades, uno de ellos es sin duda la gama de altavoces inteligentes que funcionan con los asistentes virtuales más conocidos y desarrollados: Google Assistant, Alexa de Amazon, Siri de Apple…
“En Estados Unidos, por ejemplo, un 22% de las casas cuentan con al menos un dispositivo conectado”. Según el informe de Fjord Trends 2017 elaborado por Accenture
Aunque estos asistentes virtuales ya los usamos desde los smartphones para infinidad de aplicaciones desde organizar el día, apuntar tareas o preguntar cualquier cosa.
Los altavoces inteligentes llegan a las casas para interactuar con los diferentes dispositivos electrónicos desde el termostato de la calefacción, las bombillas inteligentes, la SmartTV, el ordenador…
A golpe de voz podremos mandar a estos asistentes que nos pongan música, busquen un video en youtube o que enciendan la calefacción a las 6 de la tarde.
Poco a poco la inteligencia artificial entra en nuestras vidas materializándose en algo físico de lo que, quien sabe, no podremos prescindir en pocos años.
Los chatbots o robots conversacionales son un programa informáticos que atienden una duda y la resuelven sin necesidad de teclado, ni pantallas, simplemente por medicación de la voz y simulando cada vez mejor una conversación humana.
Markets and Markets, estima que el negocio de los chatbots va a facturar desde 605 millones de euros a 2.730 en 2021.
Las funciones de estos asistentes virtuales podrían aportar eficiencia y ventajas muy competitivas en las empresas
Primeros pasos de la IA
Eliza – 1966 – primer chatbot que tenía funciones de psicoterapeuta. Creado por Joseph Weizenbaum en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)
Parry – 1972 – simulaba ser un paciente con esquizofrenia y se comunicaba con Eliza – creado en la Universidad de Stanford
Hasta la llegada de SIRI que fue el modelo a seguir, encontramos a Jabberwacky, Alice y Watson
Año 1997.
Un grupo de amigos habla sobre cine mientras toman algo.
-“Pues yo diría que la película Terminator es del año 1982”, dice uno de ellos.
-“No, es del 84”, es la réplica de otro.
Mientras, un tercero escucha, sin atreverse a dar una fecha.
¿La respuesta? Tendrían que consultarla otro día en otro lugar: en el VHS, en una biblioteca o, quizá, en el teletexto cuando la programasen en TV. O, en el peor de los casos, se quedarían con la duda. Porque, a pesar de ser los comienzos de la era digital, no todos tenían un ordenador y, mucho menos, acceso a Internet desde sus casas.
Año 2018.
La respuesta a esa pregunta y, prácticamente, cualquiera que se englobe dentro del saber de la Humanidad, está en la palma de sus manos a golpe de tecleo en su smartphone.
Pero, todo puede ir más allá, ya que nos hallamos en los albores de una nueva revolución. Ya no será necesario ni siquiera teclearlo: podremos preguntárselo a nuestro asistente digital, que nos acompañará a todas partes. Proporcionarnos una información será, únicamente, una más de sus funciones. Por supuesto, el mundo empresarial no quedará exento de sus usos y ventajas, integrándose como un proceso más de digitalización.
Tenemos que remontarnos al año 2011 para tomar la primera referencia del concepto actual de asistente virtual. Fue cuando Apple introdujo una curiosa funcionalidad en su flamante, por aquella época, iPhone 4S.
Era un ayudante que podía facilitarnos la vida a través de comandos de voz, permitiéndonos gestionar algunas tareas del teléfono como la programación de alarmas, redacción de textos, ¡e incluso podíamos mantener cierta conversación!
Siri fue el asistente que consiguió darle popularidad a este tipo de software. A ella se han ido sumando muchos otros como Cortana, por parte de Microsoft; Google Assistant, de la empresa homónima; Alexa, de Amazon…
Probablemente, habrá mucha gente que todavía no los conozca, pero estos nombres propios se convertirán próximamente ya no en conocidos, sino en compañeros de fatigas. Y no serán los últimos, ni mucho menos. Según Forbes, su popularidad irá in crescendo ya que, solo en 2017, se han vendido unos 24 millones de máquinas que podrán ser controladas mediante la voz.
¿En qué se basan los asistentes digitales?
Sus funciones tienen su base en Inteligencia Artificial (IA), principalmente en el concepto de Machine Learning, que consiste en la capacidad de aprendizaje de la que gozan. Una manera de aprender es a través de toda la información a la que pueden acceder por su conexión a la Red, otra el propio usuario, con el que se comunican, principalmente, a través del lenguaje hablado. Por último, pero no menos importante, un factor clave en su aprendizaje es el Internet de las Cosas. De esta manera se adaptan a las necesidades de cada usuario, pudiendo automatizar sus actividades o aportando sugerencias personalizadas.
El nivel usuario es el que alcanzará a todos los públicos, pero dentro de las empresas se prevé que alcance muchas utilidades y funciones. En este caso será, prácticamente, como un empleado más. Incluso puede que algún día se les haga entrevista de trabajo. ¡Quién sabe!
Mi asistente virtual ¿Un trabajador más?
Dentro de la empresa podrán ser auténticos secretarios virtuales. No solo será útiles para la gestión de datos o análisis de Big Data, sino que también su integración debido al Internet de las Cosas (IoT) será fundamental.
Por ejemplo, podrían extraer un gran flujo de datos y analizarlos; o controlar la maquinaria de una fábrica con tan solo un comando de voz. Y es raro que falle: ya son capaces de entender, ahora mismo, más del 95% de las palabras en inglés o español.
Además, desde hace años ya son toda una realidad los llamados chatbots, un software cada vez más utilizado por las empresas, que cuenta con la facultad de mantener conversaciones y atender a las consultas de los consumidores. Su función, principalmente, es la de atención al cliente.
Según datos de Gartner, en 2020, el 85% de las interacciones con los clientes serán gestionadas sin la presencia de un humano.
Un ejemplo pionero fue Anna, la asistente que implantó la página web de Ikea hace ya una década.
La mejora en el desarrollo de las IAs, la expansión de las redes sociales y los cambios en los modelos de consumo están generando el caldo de cultivo perfecto para que este tipo de programas aprendan, mejoren y crezcan en utilidad exponencialmente.
Otros factores a tener en cuenta al hablar de asistentes digitales
Además de ser empleados con flexibilidad de horarios y eficientes en sus tareas, éstas son algunas otras funciones y detalles a tener en cuenta, próximamente, sobre los asistentes digitales dentro del tejido empresarial:
Simplificación de las tareas, formación y apoyo
Algo tan común como llegar a la oficina y encender nuestro equipo quedará atrás, el asistente se encargará de que cuando nos sentemos en nuestra mesa todo esté a punto basándose en nuestros gustos y necesidades. La organización de agenda y tareas también recaerá sobre sus hombros. La automatización de actividades estará a la orden del día. El asistente virtual también podría dar consejos, desde su aprendizaje, para optimizar las tareas del trabajador humano. El software tendrá un conocimiento experto en muchos campos y herramientas utilizadas en la profesión, lo que puede proporcionar incluso formación al empleado. Será un miembro más del grupo de trabajo.
Internet de las Cosas
Los asistentes estarán integrados en todas las máquinas de una empresa. Desde los sistemas informáticos, a la domótica y la maquinaria industrial. La Inteligencia Artificial será uno de los aspectos clave de la Cuarta Revolución industrial. Dará respuesta personalizadas según las circunstancias, lo cual se traduce en planes de acción que permitirán optimizar y potenciar los recursos, al igual que darles un valor añadido extra.
Gestión y protección de bases de datos
Derivada de la anterior, se convertirán además en los bibliotecarios de la empresa. Podrán realizar búsquedas de información y cálculos de datos de manera mucho más rápida y precisa, además de localizar en informar de anomalías gracias a su integración en el sistema, velando por su seguridad.
Dar una imagen de marca empresarial
Un asistente virtual puede ir mucho más allá de ayudar dentro de la empresa: también podrá hacerlo de cara al público, generando imagen de marca mediante un personaje que cuente con una IA con ciertos rasgos y que sea capaz de atender a los clientes.
Y además…
Ahorro de tiempo, en aquellas funciones más tediosas pero necesarias (agenda, correo electrónico, tareas de mantenimiento…) y de dinero, ya que la IA podrá compensar una plantilla no tan extensa o con no tantos recursos como oficinas, equipos, etc. y los gastos derivados de todo ello (alquileres, impuestos, sueldos…).
En conclusión
Los asistentes digitales están dando sus primeros pasos –firmes- en el mundo digital. Hasta el momento, se trataba de programas sencillos que eran capaces de desarrollar pequeñas tareas, pero cuestiones como la comunicación M2M o el Internet de las Cosas, además del avance de las IA’s están provocando un cambio de tendencia. En los próximos años este tipo de software podrá facilitarnos mucho la vida.
A nivel empresarial, su implantación será importante e irá más allá de los asistentes creados hasta ahora, probablemente con creaciones específicas de cara a cada campo o compañía. Quizá podrían entrar dentro del abanico de servicios del Grupo Garatu o si no, como mínimo, actuar en sinergia con estos.
Quién sabe si pronto podremos mantener conversaciones con ellos como las de Iron Man con Jarvis; o incluso romances como los de la película Her. Lo que sí, esperemos, es que el desenlace no sea como el de Terminator o 2001: Una odisea del espacio.